El pintor colombiano hace honor a su apellido de artista haciendo sonoras pero refinadas referencias a la obra de algunos de sus más ilustres predecesores de distintas épocas como Van Gogh, Picasso, Basquiat, y Haring. Caraballo, sin embargo, escoge de entre las más reconocidas obras de la pintura moderna y las reproduce dentro de un contexto inteligentemente reformulado. En sus composiciones, rompe la barrera invisible que existe entre estas obras maestras y el espectador mediante la inclusión de figuras infantiles representadas con tal realismo que parecen acercarse cándidamente a ellas para tocarlas. Así, hace homenaje a los grandes maestros de la pintura moderna y aporta su propia voz en el discurso estético, demostrando a la vez, su dominio técnico en varios lenguajes del arte de la pintura. Su bien concebido mensaje semiótico aboga por la accesibilidad del Arte, el cual no debe estar en un pedestal inalcanzable, sino que debe estar disponible y cercano a toda la humanidad.