Los artistas panameños siempre han tenido al mar como un importante tema pictórico a consecuencia de la vocación interoceánica de nuestro país. El pintor Pascual Rudas se destaca, sin embargo, por la paz que se contempla en la gradación de turquesa a azul profundo del cromatismo de sus océanos, coronados por brillantes destellos de blanco de la mano de su pincel. La propuesta visual de Rudas también es conocida por sus características bañistas que flotan en la inmensidad del mar. Para el artista, el mar evoca esos momentos de sosiego que pasamos en sus orillas. Al observar sus obras, el espectador viaja a esos idílicos remansos de tranquilidad. Las obras evocan las mismas sensaciones que estar frente a la gran masa acuífera.  Estar frente al mar nos reconecta con nosotros mismos y con la naturaleza. Su infinita extensión nos hace reflexionar también acerca del pequeño espacio y tiempo que ocupamos en el planeta.

En términos estilísticos estas imágenes, tan convincentemente realistas, son mayormente producto de la creatividad, la observación minuciosa, y la memoria fotográfica del artista. Como si fuese poco recordar los detalles del aspecto de algo tan cambiante como un cuerpo de agua, Rudas magistralmente traduce su visión al lienzo de manera prístina. Además, su técnica logra hacerlo sin sacrificar el movimiento implícito de las aguas. La obra no es la reproducción de un momento real, pero si la re-creación de un momento perfecto.